Las 6 etapas de un romance

Esta es una compilación de escritos que versan sobre el amor, pero un amor que está velado por un sentir joven e incluso adolescente, que el autor no teme evidenciar. Y esa “adolescencia” se percibe hasta en la estructura formal de la obra. Pareciera ser que el autor no se aguanta las ganas de escribir, de comenzar a narrar esa historia de amor que inspiró este libro, porque va calentando motores con epígrafes que surgen de su propia inventiva poética, con la intención de introducir e inducir al lector a su particular comprensión del amor, que se articula desde su más honesta experiencia.

Existe, entonces, una sintonía entre el contenido y la presentación formal de Las seis etapas de un romance que remite indefectiblemente a una energía, a un ímpetu adolescente que lleva a Francisco Cortés a querer declararle y declararse al lector: por una parte, declararle sus sentimientos y su necesidad imperiosa de llevarlos al papel, y, por otra, declararse como un sujeto sensible que es capaz de hallar la belleza en los más superfluos detalles de la cotidianeidad. Es como si estuviéramos ante los tímidos tanteos de un aprendiz de poeta o, más bien, frente a la intimidad de un joven que ensaya una carta de amor. Por tanto, aquí el verso se concibe como un recurso estético antes que instrumento lírico.

Ese ímpetu y esa sensibilidad adolescente que se percibe en cada línea de esta obra están motivados, ciertamente, por el amor. Pero cabe preguntarse: ¿qué clase de amor? Los escritos remiten a un tiempo en el cual el amor estaba mediado sin lugar a dudas por la idealización, y
actualmente esa manera de experimentar el sentimiento está siendo duramente criticada bajo el estigma de “amor romántico”. Sin embargo, Las seis etapas de un romance invitan a repensar ese amor idealizado y ponerlo en perspectiva, pues nos ayuda a comprenderlo en su contexto.